Life Sucks. Hoy es miércoles, es la segunda semana de clases, habiéndose iniciado el sexto semestre de mi carrera. El día de hoy casi todo lo que pudo salir mal salió mal.
En la mañana me quedé dormida, mi alarma sonó una vez, y al aplanarle algo a mi celular se apagó, así que no volvió a sonar. Me vine despertando a las 6:57 am, cuando tengo que entrar a las 7. Aunque me apresuré para llegar a la segunda clase no lo logré, el terrible tráfico aunado a la lluvia que aunque leve era constante, evitaron que llegara a tiempo. La siguiente hora los losers llevan inglés en el salón, lo cual me molesta porque nosotros que no llevamos el inglés tenemos que marcharnos a otro lado, inclusive con esta horrible lluvia.
Aproveché mi tiempo en la Biblioteca y terminé un par de tareas que tenía pendientes. Estaba emocionada porque ayer el Muñeco y yo habíamos considerado ir hoy al cine en cuanto saliera de la escuela… y la lluvia comenzó a arreciar.
Tuve que comprar un diskette para capturar una tarea que olvidé hacer en mi casa, y porque no todas las computadoras de la escuela son compatibles con las memorias USB, y cuando me retiraba de la biblioteca una compañera me pidió el diskette prestado para imprimir su tarea. Dándolo por hecho, inclusive tomándolo de enfrente mío, como si no hubiera opción de que me negara. Se lo dejé, y me marché, diciéndole que me lo devolviera en el salón. Pero olvidé mi termo, y cuando volví por él alcancé a notar que estaba haciendo la misma tarea que yo acababa de hacer, y el formato de su documento se parecía notablemente al mío… como que no estaba haciendo SU propia tarea.
Dos horas de clase, la lluvia seguía arreciando. Luego la maestra de las doce tuvo a bien no ir. Pese a que fui al médico el jueves pasado y me recetó unos antihistamínicos, no me siento mejor. Hoy me terminé el tratamiento, y me siento peor de lo que me sentía la semana pasada.
Después el Muñeco llamó para decirme que mejor no hacíamos nada hoy, en consideración a mi enfermedad y al espantoso clima. Carajo. La semana que viene ya empiezo el Servicio Social, y se terminaron mis tardes libres. Me altera porque ya estuve trabajando, y es la cosa más pesada del mundo cumplir con tus tareas y con el trabajo. El que tiene muchos amos con ninguno queda bien. Así que no me cayó para nada en gracia. ¿Es mucho pedir poder ver a mi hombre cuando quiero? Y ni pensar que se le llegase a ocurrir venir él a mi casa. Que hueva, ¿verdad? Particularmente con este clima. Una palabra para ti: Reciprocidad.
Y las últimas dos horas de clase. A eso de las dos, ESA tipa se puso a anunciar su gran victoria en público. Estúpida farisea. Y estúpida de mi. Me dormí. Esa beca debió ser mía. Claro que la diferencia es que yo no soy amiga íntima de la Directora de la Escuela, y que yo no me habría puesto a fanfarronear mi éxito en público. Soy una tonta. Y me hace sentir tan mal, porque sé que es mi culpa, pero no puedo sobreponerme. Y cuando lo intento es como si ella intentara restregármelo en la cara.
A la salida a sacar copias, única actividad representativa como supuesta Jefa de Grupo. La lluvia estaba en su apogeo. Madre llamó para avisar que no iba a ir a comer por el clima, o sea que me tocaba a mi alimentar a mi Padre. Una de las quejas que puedo ahorrarme respecto a mi Muñeco es que él no está en ese plan estúpido de macho de que necesitan que su vieja esté de su chacha y lo atienda. Yo no atendería a nadie más de lo que esa persona me atendiese a mi. Ya tuve que chachear para vivir, y no es agradable en absoluto, y eso que me pagaban bastante bien. Me alegra saber que él está consciente de que tiene manos.
Y a la hora de tomar el camión, decidí que caminar no era una opción, así que tomé dos camiones. El primero, el Ruta 5, venía atascado de gente. Y dado que cuando empezó la lluvia los asientos venían seguramente abiertos muchos de los asientos estaban mojados y la gente no se podía sentar. ¿Por qué no podemos pensar siquiera un poquito en otros? ¿Qué trabajo cuesta cerrar la estúpida ventana para que no se mojen los asientos y no tengamos que ir todos como reses parados y estorbando a mitad del autobús?
Como siempre, mi mochila estaba reventando con cosas, y con el termo cargado no me sobraban manos para sujetarme de los tubos, particularmente con las acrobacias terrestres que nuestro chofer interpretaba al conducir. Fue entonces que tuve el único momento bueno de mi día. He aquí que apareció, mi caballero de brillante armadura, mi Gawain, mi Lancelot, ataviado con una sudadera azul y negra de capucha, unos pantalones de mezclilla y una mochila roja, que de la forma más amable me cedió su asiento. Todavía existen los caballeros.
Llegué a casa sin mayores contratiempos. No supe en un momento dado si era el hambre, pero mi estómago ha estado ardiendo espantosamente. También me duele la espalda en algo característico que puedo reconocer como tensión. Estoy harta. No de la escuela, sino de que las cosas no estén saliendo tan bien como es posible. Estoy harta de estar enferma. Llevo mes y medio así, y no doy ninguna señal de mejoría. Para colmo de males ayer nos cortaron el teléfono y el agua. No por falta de pago, sino porque están arreglando algo a algunas calles y se llevaron las conexiones o las tuberías, váyanse a saber qué. Sólo puedo bañarme dos o tres veces por semana, lo cual es particularmente molesto cuando tienes que ir a la escuela.
Ahora voy a dormir. Toda la tarde. No tengo tareas pendientes. No tengo que levantarme a bañarme, no tengo compromisos. Voy a encerrarme en mi habitación. Me siento suficientemente hateful, ya le hallé el gusto a Lamb of God. Definitivamente se prestan para una situación como esta. Hasta ahora estoy conquistada por 11th Hour, Laid to Rest y Omerta. Así que me pondré mis audífonos -porque incluso en mi miseria soy suficientemente considerada como para no despertar a mi pobre padre, quien también duerme la siesta y luego tiene que irse a trabajar, y en camión, dado que nuestro vocho se incendió el lunes en la mañana… una historia muy curiosa, pero la contaré luego que esté de humor- y me escucharé música que suene tan hateful como yo me siento. Que suerte que el Muñeco también me había prestado sus discos de Haste.
Y un último mensaje, para ustedes, con desprecio: Animales estúpidos, jamás han visto por nadie sino por ustedes. El día que llegue el Apocalipsis miraré como se retuercen implorando por mi misericordia y mi ayuda, y les recordaré días como este.
No se lo tomen personal, aunque si les queda el saco ustedes sabrán por qué.
No soy alguien con quien sea conveniente tener rencillas.
Adiós.